El templo del saber abre sus puertas. Ella está eufórica. La abuela la ha llevado al Salón de Belleza para que le hagan un peinado. La madre le ha comprado ropa nueva. Le han comprado anillo. Le han tomado fotos con toga y birrete. No puede dormir de la emoción. Es lógico, piensa el padre, no todos los días se gradúa uno...
Amanece y todos corren. El día está lluvioso. Llegan amigos a la casa para acompañar a la familia. La otra abuela está preparando refrigerios. Evidentemente no es un día cualquiera. El padre, que nunca asiste a actos de este tipo, hoy se ha quedado y se viste rápidamente para estar presentable durante el mismo. Finalmente se van todos al lugar indicado. La lluvia sigue. Algunos se tardan. Al fin comienzan. Palabras de uno, palabras de otro, himnos, agradecimientos, miradas de aburrimiento, risas, chistes en voz baja y finalmente... Ella se levanta. El corazón del padre late mas de prisa que de costumbre. Es la última en recibir su anillo y diploma de culminación de sus estudios... de educación inicial.
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