viernes, 15 de abril de 2011

Carta a un joven en su primer trabajo

Querido amigo:
 
Me acabo de enterar por tu madre que has conseguido un trabajo. Sabía por ella que llevabas tiempo buscándolo, que habías hecho varias entrevistas de trabajo sin ningún resultado y que estabas un poco desesperado. Al fin lo has logrado y me alegro por ello. Es tu primer trabajo y sé que lo afrontarás con la mayor ilusión del mundo. Durante los últimos años te ha estado preparando y ha llegado el momento de que pongas en práctica todo lo que aprendiste.

Me pide tu madre que te dé algunos consejos y, la verdad, no sé que decirte, porque si hago un repaso a mi vida laboral, ésta ha sido una sucesión de derrotas con pequeñas victorias, pero en definitiva, eso es la vida: una continua lucha en la que la mayor parte de las veces caes y lo único que nos acaba salvando es el deseo de avanzar y la determinación de levantarse. Recuerda que sólo te hundirás si tú quieres; si te dejas llevar por las opiniones negativas de otros, por seguir lo que no crees y por actuar de forma distinta a la que realmente eres, luego mi primera sugerencia es que hay que resistir, aferrarse a los valores y principios y procurar mantener la independencia dentro del engranaje social en el que nos encontramos.

Es difícil, ya lo sé, y sucumbir a la tentación de la comodidad, de ser aceptado por lo que no eres acaba pagándose: para que nos entendamos, “no vendas tu alma al diablo”. Posiblemente, de esta manera no vueles muy alto, pero volarás. Te cuento todo esto porque a la inicial ilusión de incorporarse al mundo laboral; de sentirse útil, de ganar ese primer sueldo, de quererse comer el mundo suele venir un periodo lleno de contrariedades, de bajón porque las expectativas no se cubren y los avances o mejoras no parecen llegar.

Aunque te mates por trabajar, a menudo pasarás desapercibido, luego intenta ser visible, pero que esa visibilidad sea fruto del esfuerzo, el talento y el trabajo bien hecho y no de las apariencias. No es fácil. Siempre habrá alguien que por envidia, celos o instinto de supervivencia procurará que no lo consigas. Lo descubrirás cuando observes como la mediocridad intenta anular el talento, como mucha gente se convierte en bufones de jefes y clientes porque el miedo y la ignorancia son los únicos recursos de los que disponen para mantenerse o avanzar. No les culpes, el carácter no se aprende. 

Todos somos diferentes y tenemos una historia detrás. Eso sí, huye de esas personas o dale largas a sus palabras. No quieren ayudarte. Sólo, dado el caso, aprovecharse de ti o evitar que las superes. Recuerda que todo lo que se consigue muy rápido, igual de rápido se suele ir. Piensa en el mediano y largo plazo. A la larga, a pesar de las derrotas, ganarás. 

Aprende de todo y de todos. De los que tienes por abajo, por arriba y por lados. Aunque tengas una licenciatura en Dirección de empresas y un Master en Dirección Comercial y Marketing, ten en cuenta que es la primera vez que “bajas a las trincheras” de las empresas y que allí se dispara con fuego real. La teoría y los casos que estudiaste en la universidad te servirán de referencia, pero no solucionaran los problemas ni te darán las claves para aprovechar las oportunidades que se te plantearán.

Aprende, ya digo, de todo y de todos. De los que más tiempo llevan en la empresa, de los de otras áreas, de los colaboradores externos, de los proveedores y de los clientes. Aprende de las personas y comparte con ellas, aunque no crean que les puedas aportar algo. Muchas veces pensarán que no tienes ni idea de nada, incluso se reirán de tus aportaciones y por qué no, de tu inocencia; otras no te querrán enseñar o procurarán que no aprendas. Como comenté más arriba, no te dejas llevar por la gente negativa. 

Aprende, aprende y aprende, pero no tomes por buena ninguna enseñanza hasta que tengas otros puntos de vista y puedas formarte tu propia opinión. Hazlo con humildad. Piensa que en las primeras semanas serás un extraño. De la actitud que muestres dependerá en gran medida que la adaptación sea lo más agradable posible. Una buena actitud y predisposición no es que abra las puertas es que las desarma. Y si además vienen acompañada de una
sonrisa franca habrás empezado con buen pie. 

Por hoy creo que es suficiente. Gracias por escucharme

Tu amigo

No hay comentarios: