Qué rápido pasa el tiempo, mi niña. Hace seis años comenzabas, con tu uniforme blanco y azul, el camino hacia la educación formal. Ahora cambias de uniforme y ya comienzas la secundaria. Parece que el tiempo pasa muy rápido. No es fácil. Ningún cambio es fácil. Pero quien no cambia se estanca. No crece. Y las personas demos crecer cada día. Físicamente, mentalmente, espiritualmente.
Espero que el cambio de escuela no te afecte negativamente sino que sea una oportunidad de crecimiento y desarrollo de aptitudes que te servirán toda la vida. Usa la educación para lo mas importante: servir mejor a Jehová.