lunes, 8 de agosto de 2016

Cuando un amigo se va...

Los versos de Alberto Cortez sirvieron de marco para la reunión que, con motivo del viaje de nuestros amigos , tuvimos ayer en casa de tu tía.

CUANDO UN AMIGO SE VA

Cuando un amigo se va
queda un espacio vacío,
que no lo puede llenar
la llegada de otro amigo.

Cuando un amigo se va,
queda un tizón encendido
que no se puede apagar
ni con las aguas de un río.

Cuando un amigo se va,
una estrella se ha perdido,
la que ilumina el lugar
donde hay un niño dormido.

Cuando un amigo se va
se detienen los caminos
y se empieza a rebelar,
el duende manso del vino.

Cuando un amigo se va
galopando su destino,
empieza el alma a vibrar
porque se llena de frío.

Cuando un amigo se va,
queda un terreno baldío
que quiere el tiempo llenar
con las piedras del hastío.

Cuando un amigo se va,
se queda un árbol caído
que ya no vuelve a brotar
porque el viento lo ha vencido.

Cuando un amigo se va,
queda un espacio vacío,
que no lo puede llenar
la llegada de otro amigo.

    Letra: Alberto Cortez

    Música: Alberto Cortez

(http://www.albertocortez.com/canciones/detail.asp?id=39)


No son fáciles las despedidas, especialmente cuando se avizora un largo período de ausencia. Pero cuando sabemos los motivos por los cuales nuestros amigos se ausentan, no queda más que ayudarlos a irse bien y quedarnos nosostros con esa nostalgia pequeñita que nos patea el estómago y nos aturde el sentido.

Duele...

Pero tu sabes, y ellos también, que Jehová, nuestro común gran amigo siempre estará vigilante, cuidando de cada uno: de ellos y de nosostros, en dondequiera que nos encontremos.

Y eso hace que duela un poquito menos...

Amigos y nada más... El resto: la selva.

Hermanos... y nada más. El resto: el mundo.

1 comentario:

Antoni dijo...

La ausencia de cualquier ser querido siempre duele. Pero así es la vida, y siempre hay que seguir el camino, en estas ocasiones hay que ser fríbolos con uno mismo y pensar que la muerte y la vida no son antónimos; sino sinónimos. Tarde o temprano el dolor se mitiga...

En el norte, las culturas marcan un comportamiento social diferente a nuestra cultura frente la muerte. Allí ríen, bailan y se montan una juerga. Prefieren recordar los mejores momentos de la persona fallecida.
Supongo que es lo mejor, ¿para qué pasarlo mal? Eso sí, cuesta ser así.

¡SALUDOS!